La estabilidad

Es realmente aburrida, una mediocre mezcla de monotonía y costumbre que le puede secar el corazón a cualquiera

Querida

Tu marido folla con hombres, pero no te preocupes, ahora tu podras follar con mujeres sin remordimiento.

Le quiero muchisimo

- ¿Y cuando se acabe?
- Se acabo.
- ¿Solo?
- ¿Te parece poco?
- Esperaba una respuesta algo mas heroica.
- Hay cosas que simplemente tienes que aceptar por el bien de tu estabilidad emocional.

Noches de melancolia

Y aquí estoy, con un cartón de vino moribundo y un cigarrillo ahogandome los pulmones, con el susurro de notas de jazz envolviendo el ambiente y esta estúpida cara de ilusa que no se me quita con el paso de los años, mientras pienso en la rapidez con la que corre el tiempo, y en la extraordinaria templanza con la cual lo vivimos.

Quizás sea la melancolía que me evoca la fría noche de la costa, o esa suave brisa salada que me besa la cara, pero hoy se ven realmente lejanos los felices días de infancia, aquellos en los que la protección paternal reinaba, y en los que la tranquilidad inundaba las horas.

Ahora la soledad en cambio es mi mejor compañera, y el caótico desequilibrio de mi vida es el mas sensual amante que nunca llegué a tener.

¿Engaños para merendar? No, gracias

Siempre me parecio penosa esa necesidad que tenia, de manifestar su amor, por medio de emperifolladas palabras, que, lejos de transmitir cariño, solo dejaban un agrio sabor a auto-convencimiento y a dolor en el ambiente.

Con A de antiguos amigos

Ahora, el tiempo ha pasado, aquellas heridas se ven lejanas y olvidadas, ya no recordamos lo que fue, lo que fuimos.
Ahora que puedo hablar sin amor, sin odio, ahora es cuando puedo decir, que nadie gano, solo hubo tristeza, una ola de dolor que nos empapo a todos y cada uno de nosotros.
Todos perdimos un cachito de nosotros mismos, dejamos claras nuestras prioridades y nos separamos. Cada cual escogio su camino, y mentiria, si dijera que no les eche de menos, que no llore por ellos que no les queria :)

Calor y besos

Era uno de esos días sofocantes, en los que el calor lo inunda todo y te produce esa extraña sensación de caos.

Estábamos viendo desganados una película, de esas del montón.

Ambos sabíamos que no estábamos allí para ver una película, así que daba igual cual estuviera puesta.

Yo estaba de espaldas echada en la cama, mientras el me abrazaba tiernamente. Me giro la cara y me beso.

Sus labios estaban tan calientes, que sentí como me ardía la lengua.

Me di la vuelta y me puse frente a el.

Nuestros cuerpos se asfixiaban entre ellos, acercándose hasta apretujarse lo suficiente como para sentir aquel sudor pegajoso, producto de la temperatura.

Su mano se deslizo suave por mis piernas, mi respiración se acelero.

El sol se colaba por las persianas alumbrando aquella estantería repleta de libros, de esos espaciales que a el tanto le gustaban, la película se comenzó a oír lejana, en verdad, creo que ni me percate de que seguía puesta, aquel empalagoso sudor, la saliva caliente derramándose entre besos de fuego, por unos instantes pensé que mi cuerpo se derretia y que se fundiría con el, y con el tiempo.